Escrita por Michael Arndt
Dirigida por Pete Docter y Ronaldo
Del Carmen
Nota: 9
Pixar lo ha vuelto a lograr.
Llevábamos desde que Toy Story 3
viera la luz (Septiembre de 2010) esperando otra gran cinta de la factoría y
nos ha sobrepasado, ha resultado mucho mejor de lo que podíamos esperar. Algún
día querremos hacer un ranking ordenando las 15 películas de la firma y nos
supondrá un quebradero de cabeza para elegir el Top 5 entre las ya mencionadas,
Up, WallE y Buscando a Nemo. Estamos
ante una película que rebosa imaginación en el planteamiento y en todo el
detallismo que posee, con unos personajes únicos que entran directamente en
nuestro cajón de grandes personajes como si deseáramos haberlos conocido en
nuestra infancia para disfrutarlos aún más, aunque no nos engañemos, ningún
niño la va a disfrutar como un adulto, no de la misma manera.
La película nos sumerge en dos
realidades diferentes, por un lado tenemos a Riley, una niña que ha crecido en
Minnesota, que vive feliz con sus padres y que le encanta jugar al hockey con
sus amigas. Por otro lado está el interior de la cabeza de Riley, donde sus
emociones tienen un papel fundamental, ya que tratan de guiar a nuestra
protagonista hacia la felicidad. Este equipo está liderado por Alegría, y
también cuenta con Tristeza, Miedo, Ira y Asco.
Un día Riley se muda a San
Francisco, y algo dentro de sí cambia. Tristeza empieza a actuar por su cuenta,
un poco por instinto, y afecta al orden que había creado Alegría, lo cual hace
que ambas salgan despedidas por accidente de la “sala de control” y sean las
otras emociones las que deben controlar a Riley en este período tan importante
para ella. Mientras Alegría y Felicidad, verdaderas protagonistas de la
película, viajan por el universo creado a raíz de los recuerdos de la niña
tratando de regresar a esa sala, ya que observan que la vida de Riley se está
tambaleando al faltar ellas.
Es ese universo, y el detallismo
que guarda dentro de sí, la gran sorpresa de la película, un desbordamiento de
imaginación, donde cabe todo lo que ha pasado por la cabeza de la niña, desde
el chico de sus sueños hasta su amigo imaginario, pasando por un sinfín de
recuerdos, la mayoría alegres, que su mente va almacenando pero también
destruyendo poco a poco. Este descubrimiento del mundo por parte de Alegría y
Tristeza, que antes sólo podían ver desde las alturas es un viaje maravilloso
hacia esta imaginaria visión de la mente humana que nos ha hecho pasar grandes
momentos de diversión, carcajadas, tensión y alguna que otra lágrima.
Como ya hemos remarcado, la
imaginación es un eje fundamental en la cinta y en el universo Pixar, pero hay
algo que crea cierta alarma: y es que de los próximos seis estrenos que tiene planeados
la factoría cinco son secuelas entre las que destacan (manos a la cabeza de los
fans) Los Increíbles 2 o Buscando a Dory.
Por supuesto estamos seguros de que sabrán hacer grandes cintas y que sólo
las hacen porque realmente creen en el producto y no por vender más peluches
como ocurre con las cintas de Cars. Y hablando del tema… el merchandising que
va a tener detrás esta cinta va a inflar aún más los bolsillos de los
productores. ¡Yo quiero ya mi peluche/taza/muñeco de Bing Bong!
Lo mejor: Ese universo único.
Lo peor: El estilo de viaje que hace la protagonista (Alegría)
dentro de la parte desconocida de su propio universo nos recuerda al vivido en
Rompe Ralph, también de Disney (no de Pixar). Ese descubrimiento por accidente
nos resulta conocido aunque éste es infinitamente mejor que el de las máquinas
recreativas.