Nos gustaría no tener que hacer demasiadas comparaciones al empezar a escribir sobre una nueva serie porque eso podría distorsionar un poco la realidad de ésta y caeríamos en el error de no juzgarla simplemente por su valor propio. Pero éste no será el caso. El nuevo proyecto de Cinemax tiene muchos puntos en común con ese otro que “triunfó” en la cadena (o dicho de otra manera: supo encontrar su esencia y a su público y lo explotó a las mil maravillas durante cuatro temporadas) llamado Banshee. Como aquel, éste nos promete grandes dosis de acción y sexo, y no tener que usar demasiado la cabeza durante 50 minutos a la semana.
Ojo, porque el
piloto dura 75 minutos, necesarios para ponernos en antecedentes, y está
dirigido (al igual que los otros siete capítulos que forman la temporada) por
un experto en el mundo de la pequeña pantalla, Greg Yaitanes (Banshee, Lost,
House o Prison Break). En este episodio conocemos a nuestro protagonista,
Mac Conway (Logan Marshall-Green),
que a primera vista no le llega en carisma a la suela del zapato a Lucas Hood,
un marine que acaba de llegar a EE.UU. de la guerra de Vietnam. Vuelve envuelto
en una polémica por una de las misiones que tuvo que realizar allí, pero está
dispuesto a empezar de cero con su novia y conseguir una vida tranquila en su
pueblo, cerca de su compañero del ejército.
Las cosas pronto se
tuercen. Su pasado le persigue (seguro que tendremos varios flashbacks
importantes en adelante, al más puro estilo Banshee) y, para colmo, se le
presenta The Broker (Peter Mullan)
un mafioso que quiere contratar su servicios y que, automáticamente, nos
recuerda al buena de Kai Proctor, con su Smithers particular incluido. Conway
tiene que decidir qué hacer con una vida que es radicalmente opuesta a la que
soñaba en el campo de batalla, la moralidad jugará un papel importante, pero
sobre todo la supervivencia.
Banshee fue mi ‘guilty pleasure’ durante cuatro años.
Siempre viene bien tener una serie con la que simplemente pases el rato, que te
distraiga sin hacerte pensar lo más mínimo, sabiendo a lo que nos exponemos,
igual que hacemos en muchas ocasiones con el cine, y Quarry tiene papeletas
para convertirse en esa serie a partir de ahora.
Conclusión: Si sigue esta línea
seguiré con ella, aunque no me produce ninguna simpatía el protagonista.