AMC, 2009
Creada por
Matthew Weiner
Nota: 7’5
Nos encantó la
primera temporada de Mad Men, la segunda pegó un leve bajón, y aunque al
principio la tercera temporada no fue de lo más excitante, tenemos que decir
que ha dado mucho juego.
La vida de nuestros
protagonistas comienza a dar pequeños giros, inesperados, que nos dejan más de
una vez con la boca abierta. Nuevos inversores llegan a Sterling Cooper,
poniendo todo patas arriba. Despidos, nuevas estrategias, puestos inventados
con el intento de motivar y diferentes arreglos que al final no traerán nada
bueno. Al final, ante las locuras británicas, Sterling, Cooper y Draper crean
su propia agencia de publicidad, con caras que conocemos, como Peggy, Pet y la
secretaría más discreta, Joan.
Don Draper
debe hacer frente a la revolución que está sufriendo su vida, con el nacimiento
de su tercer hijo, la mudanza de su suegro a casa, o una Betty que comienza a
distanciarse y que dará mucho que hablar. Don se ha mantenido constante en su
vida, parece que no aprende nada de la segunda temporada, manteniendo sus
“escarceos”, bebiendo demasiado, y trabajando por ganar cuentas importantes
para la agencia.
Pero hablemos
de alguien que tiene mucho que decir, y es que nuestra querida Betty lleva
poniendo los pies en el suelo desde la segunda temporada, que comienza a
conocer a su marido, porque si algo nos ha quedado claro en esta temporada es
que todos, de una manera u otra, conocían a Don más que Betty. La infelicidad
de nuestra rubia favorita está presente durante estas tres temporadas, y solo
era necesaria la entrada en su vida de una tercera persona, Roger, capaz de
darle un vuelco a su vida, y así ha sido. Betty marca punto y a aparte en la
familia Drapper, dejándonos a todos con un extraño sabor de boca. Y es que la
familia Drapper se ha roto, y no sabemos que camino tomará, con tres hijos en
común, un Don destrozado y una Betty que comienza una vida nueva.
Pero nuestros
personajes secundarios no se han quedado nada atrás. Peggy comienza a exigir, a
darse cuenta de el potencial que tiene, y además encuentra un amor inesperado.
Quizás Joan haya sido el personaje que más pena nos ha dado, ya que ha
intervenido en pocos episodios, y como vemos, su vida no es la esperada con su
marido médico. La agencia se ha desmoronado, han sufrido con la muerte del
presidente Kennedy, que también representó la serie, y viven los momentos donde
la lucha del pueblo negro.
Lo que está
más que claro es la increíble representación que hace Mad Men de las
circunstancias sociales y económicas de la época, creando una serie digna de
mención, y eso que nos queda mucho todavía. Así pues, y sin más dilación, nos
adentraremos en una cuarta temporada con muchas ganas, al contrario que nos
pasó con la segunda temporada. Mad Men nos va a dar muchos buenos, y malos,
ratos, y nosotros estamos aquí acogiéndola con las manos abiertas, esperando
que nuestros publicistas cuentes sus vidas, viendo como Coca-Cola crece, los
Hoteles Hamilton o diferentes empresas que son tan bien representadas.
Lo mejor: Betty,
siempre.
Lo peor: inicio de
temporada, demasiado lento e incluso aburrido.
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