AMC, 2015
Creado por Vince Gilligan y Peter
Gould
Nota: 7
Es cierto que el piloto nos había
dejado un poco fríos y que temíamos que esta serie se quedase en un mero
proyecto con encanto muy a la sombra de su serie madre, Breaking Bad. Y no podíamos estar más equivocados, Better Call Saul
tiene una identidad propia, le costó tres episodios arrancar con fuerza pero ya
vuela en solitario, tal vez no deberíamos (aunque lo haremos) compararla
demasiado con su antecesora pero, al igual que ésta, es una serie que se ha
marcado una muy buena primera temporada, que ha ido mejorando capítulo a
capítulo y que tiene todas las papeletas para mejorar el año que viene.
La serie, como todas a estas
alturas sabemos, parte de la premisa de conocer los orígenes del abogado Saul
Goodman desde seis años antes de empezar a colaborar con Walter White. Nos narra los comienzos de éste, desde ser un simple
repartidor de correo en el buffet de su hermano Chuck (hemos de recordar, para quien aún no haya visto nada, que
Saul no es su nombre real, sino James
‘Jimmy’ McGill), como gracias a su verborrea consigue escaparse de más de
un aprieto en los que él mismo se ha metido y poco a poco se introduce como
abogado de segunda, primero cogiendo todos los casos que nadie quiere y por los
que le pagan una miseria, y más adelante trabajando con ancianos de cara a sus
testamentos.
Tal como advertíamos en nuestra
crítica del primer episodio, nos daba cierto miedo el tono que utilizara la
serie. Ya nos había advertido Vince
Gilligan hace varios meses que sería principalmente un drama con toques de
comedia negra, eso lo que esperábamos y lo que representaba Saul en Breaking
Bad. Pero tras ver el inicio de temporada nos chirriaban algunos personajes y
escenas que rozaban la caricatura y desplazaban la serie a una comedia negra
estilo Fargo. Estos personajes podrían ser los gemelos de las estafas, el
matrimonio del fraude o la misma mafia mexicana. Por otro lado la labor
dramática de los protagonistas, tanto Rhea
Seehorn como Michael McKean es
impecable, dando vida a una abogada con un pasado incierto con nuestro
protagonista que quiere lo mejor para él o su propio hermano que sufre un
trastorno que no le permite acercarse a campos electromagnéticos,
respectivamente.
Mención a parte merece el actor protagonista,
Bob Odenkirk, que vuelve a
interpretar un papel único y que le encaja como anillo al dedo. Otro de los
puntos a destacar es la historia paralela que nos cuentan de Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), el cual se hizo muy querido en BB. Es, también,
una historia de comienzos, y es que aunque ambos protagonistas se conocen desde
el primer capítulo queremos saber qué lleva a este policía retirado a trabajar
en el lado oscuro de nuestro abogado preferido, con permiso de Alicia Florrick.
La serie engancha, como lo hacía
su predecesora, aún siguiendo la fórmula de capítulos lentos pero intensos.
También utiliza esos primeros minutos de cada episodio para contarnos a modo de
flashbacks como Jimmy pasó de ser un simple estafador a tratar de ganarse la vida
“honradamente”. Puede que parezca que un 7 es poca nota para esta temporada
pero tiene mucho margen de mejora si comparamos qué nos parecieron la quinta y
primera temporada de Breaking. Jimmy
McGill a.k.a. Saul tiene un carisma
que nos encanta, queremos lo mejor para él aún sabiendo que nunca será un gran
abogado ni trabajará en una gran compañía, pero queremos saber cuales son sus
progresos para llegar a donde una vez vimos que estaba, representando a dos
traficantes de poca monta sin ningún tipo de escrúpulo.
Lo mejor: Un gran conjunto de personajes principales.
Lo peor: Los cambios bruscos entre drama y comedia.
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