Dirección: Lynne Ramsay
Autor: Lionel Shriver
UK-EEUU, 2011
Nota película: 7
Nota libro: 9
Hay libros que una vez que los acabas sigues pensando en sus personajes durante semanas, hasta que aparece otro con distintos personajes a los que volvemos a engancharnos; es algo que también pasa con las series, un claro ejemplo son nuestros queridos hermanos Fisher. Con Tenemos que hablar de Kevin, libro y película, para nuestros gusto, han sabido complementarse muy bien, engachándonos más, si cabe, a sus personajes.
Una novela escrita por Lionel
Shriver en 2005, presentada a la gran pantalla finalmente en 2011,
después de años de producción. Una novela que desgarra el alma, juega con el lector
desde el primer momento hasta cuando se te encoge la piel por ese gran final.
Eva, ciudadana del mundo, amante de los viajes lowcost, creadora de una gran
empresa, independiente pero enamorada de su marido Franklin, decide junto a éste ser padres a sus 40 años con intención de dar respuesta a la “Gran
Pregunta”. Y es ahí donde aparece en escena Kevin, dando muchísimo de lo que
hablar durante toda la narración. Escrita en forma de carta de Eva hacia su
esposo, nos sumergimos en la vida de nuestra protagonista y el modo de
enfrentar una paternidad que no resulta ser lo esperado y que la ahoga por
segundos. Nos encontramos con una excepcional cronología de la vida de Kevin,
de sus intentos destructivos ( y tan destructivos) de aquella gente que está a
su alrededor; un narcisista, frío y calculador que ya con solo 5 años jugaba
con sus padres para conseguir aquello que quería, y que como nos hemos dado cuenta,
Kevin al final no quería nada. EEUU es protagonista de críticas en ésta,
apareciendo distintos fenómenos donde institutos y escuelas son campos de
guerra, donde adolescentes armados deciden acabar con las vidas de sus
compañeros. “Tenemos que hablar de Kevin” no es la primera obra que nos habla
sobre asesinatos en masas realizados por adolescentes; ahí tenemos el gran
documental de “Bowling for Columbine” dirigido por Michael Moore que nos puse
la piel de gallina y nos hizo ser conscientes sobre el consumo de armas en EEUU. Pero la
autora consigue adentrarnos aún más en sus páginas, sufriendo con lo que nos narra e esperando ver el resultado de esos flashback. Ojalá tuviéramos en nuestras manos más libros de esta calidad, tan bien escritos.
Justo
cuando llegas al final, a esas páginas, o a esos últimos minutos de la
película, y te encuentras con el resultado que Kevin ha programado durante 17
años, solo puedes dar dejar de respirar por unos segundos y llevarte las manos
a la cabeza, y preguntarte como Eva: ¿Por
qué lo hiciste, Kevin?
Es la primera vez que hemos escrito un híbrido de película y
libro, pero nos gustan los retos.
Si no habéis leído el libro os animo a que lo hagas y justo
después veíais esta joya, para que os quedéis tan enamorados como lo estamos
nosotros. Al poco de terminar de verla, leímos una crítica que decía que íbamos a
estar mucho tiempo hablando de Kevin, y ahora veo que esa frase es una gran
verdad.
Lo mejor: unión
libro-película
Lo peor: que termine Eva de mandar cartas
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