sábado, 11 de abril de 2015

CRÍTICA TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN



Dirección: Lynne Ramsay
Autor: Lionel Shriver

UK-EEUU, 2011


Nota película: 7

Nota libro: 9



       Hay libros que una vez que los acabas sigues pensando en sus personajes durante semanas, hasta que aparece otro con distintos personajes a los que volvemos a engancharnos; es algo que también pasa con las series, un claro ejemplo son nuestros queridos hermanos Fisher. Con Tenemos que hablar de Kevin, libro y película, para nuestros gusto, han sabido complementarse muy bien, engachándonos más, si cabe, a sus personajes. 


Una novela escrita por Lionel Shriver en 2005, presentada a la gran pantalla finalmente en 2011, después de años de producción. Una novela que desgarra el alma, juega con el lector desde el primer momento hasta cuando se te encoge la piel por ese gran final. 

Eva, ciudadana del mundo, amante de los viajes lowcost, creadora de una gran empresa, independiente pero enamorada de su marido Franklin, decide junto a éste ser padres a sus 40 años con intención de dar respuesta a la “Gran Pregunta”. Y es ahí donde aparece en escena Kevin, dando muchísimo de lo que hablar durante toda la narración. Escrita en forma de carta de Eva hacia su esposo, nos sumergimos en la vida de nuestra protagonista y el modo de enfrentar una paternidad que no resulta ser lo esperado y que la ahoga por segundos. Nos encontramos con una excepcional cronología de la vida de Kevin, de sus intentos destructivos ( y tan destructivos) de aquella gente que está a su alrededor; un narcisista, frío y calculador que ya con solo 5 años jugaba con sus padres para conseguir aquello que quería, y que como nos hemos dado cuenta, Kevin al final no quería nada. EEUU es protagonista de críticas en ésta, apareciendo distintos fenómenos donde institutos y escuelas son campos de guerra, donde adolescentes armados deciden acabar con las vidas de sus compañeros. “Tenemos que hablar de Kevin” no es la primera obra que nos habla sobre asesinatos en masas realizados por adolescentes; ahí tenemos el gran documental de “Bowling for Columbine” dirigido por Michael Moore que nos puse la piel de gallina y nos hizo ser conscientes sobre el consumo de armas en EEUU. Pero la autora consigue adentrarnos aún más en sus  páginas, sufriendo  con lo que nos narra e esperando ver el resultado de esos flashback. Ojalá tuviéramos en nuestras manos más libros de esta calidad, tan bien escritos.



            El poder de los libros, de la historia escrita, del pasar de las hojas por nuestros dedos mientras se te cierran los ojos a las 2 de la madrugada pero sin poder dejar de leer, es que la imaginación supone un pilar fundamental, y somos protagonistas, indirectamente, de la historia. Participamos, construimos imágenes de lo que el autor nos quiere contar, y le damos nuestro toque personal. No es ningún misterio que siempre el libro sea mejor que la película, lo escuchamos siempre. Ahí tenemos el caso de “El niño con el pijama de rayas”, un libro demasiado emotivo y bonito y que con la película elimina parte de su esencia. En mi opinión esta película COMPLEMENTA al libro. Nos proporciona unos planos dignos de mención de todo aquel que le guste el cine, con una Tilda Swinton espectacular que muestra unos rasgos perfectos de madre incomprendida, donde la soledad y el vino son sus eternos compañeros, que es la imagen que da el libro. Quizás un poco liosa la historia en el film, demasiados flashback sin terminar de explicar, sin tiempo para comprender qué es lo que pasa por la mente de la familia Khatchdourian. Es por ello que defiendo la idea de que es una película que complementa a esa pequeña obra de arte que es el libro, desarrollándose las diferentes escenas con una BSO muy bien elegida y que da un toque personal al film.


            Justo cuando llegas al final, a esas páginas, o a esos últimos minutos de la película, y te encuentras con el resultado que Kevin ha programado durante 17 años, solo puedes dar dejar de respirar por unos segundos y llevarte las manos a la cabeza, y preguntarte como Eva: ¿Por qué lo hiciste, Kevin?


Es la primera vez que hemos escrito un híbrido de película y libro, pero nos gustan los retos.
Si no habéis leído el libro os animo a que lo hagas y justo después veíais esta joya, para que os quedéis tan enamorados como lo estamos nosotros. Al poco de terminar de verla, leímos una crítica que decía que íbamos a estar mucho tiempo hablando de Kevin, y ahora veo que esa frase es una gran verdad.




Lo mejor: unión libro-película

Lo peor: que termine Eva de mandar cartas 


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