AMC, 2013
Creada por Venna Sud
Nota: 4
Tras ver las dos primeras
temporadas, ya comentamos en su correspondiente crítica que sentíamos un
amor-odio por esta serie. Pues bien, ese “amor” se ha acabado del todo. Como ya
sabemos la serie está basada en la danesa Forbrydelsen
y tras acabar sus primeras temporadas en las cuales se inspiraba, AMC decidió
no renovarla en Julio de 2012, sin embargo, unos meses después, tras un acuerdo
con FOX se firmó por esta tercera temporada que empezaría de cero su trayectoria,
olvidando por tanto el famoso caso de Rosie
Larsen.
Esta temporada se nos presentaba
con nuestra pareja protagonista separada ya que Linden ha dejado su labor como
detective para llevar una vida más tranquila, alejada de los problemas que su
puesto le causaba. Holder, por otra parte, parece estar haciéndose un nombre en
la comisaría junto con su nuevo compañero. Es aquí donde empezamos, Holder
escoge un caso al que no ha sido asignado sobre la desaparición de chicas
jóvenes sin hogar que ejercen la prostitución y al llevar la investigación
descubre que existen coincidencias entre éste y un caso que llevó Linden años
atrás y por el cual ya se condenó a un preso a muerte.
Este preso es Peter Saarsgard (Jarhead, An education) y es una de las incorporaciones a la serie
que nos alegraban por su talento, junto con otros como Elias Koteas. Talento que no ha sido aprovechado correctamente. El
primero porque interpreta a un preso que aunque inocente hace todo lo posible
porque se crea de él que es culpable, y no sólo eso, sino que siente tener
parte de la culpa de alguna manera y para ello trata de demostrar repetidas
veces que es una mala persona, pero es un talento mal aprovechado, porque sigue
un línea temporal paralela al hilo de la serie que nos promete continuamente un
punto de unión o un desenlace a la altura que nunca llega. En otras palabras,
es un personaje que en principio nos aporta mucho, pero que una vez finalizada
la temporada aceptamos que ha sobrado completamente, hubiéramos entendido todo
bien sin él.
Siguiendo con nuestros
protagonistas, ambos se ven envueltos en la trama de las desapariciones que
desemboca en la aparición de una veintena de cadáveres, que nos mete de lleno
en ese mundo que en ocasiones se pasa de turbio para nosotros. Así que volvemos
a ver a Linden (Mireille Enos)
derrumbarse una y otra vez por lo atormentado de su pasado y a Holder (Joel Kinnaman) cruzar la línea de lo
correcto en varias ocasiones para atrapar al asesino. Lo que se le daba bien a
esta serie en las temporadas anteriores lo sigue explotando en ésta, un sinfín
de sospechosos que vamos descartando capítulo a capítulo para descubrir que
quien tan bueno nos parecía al principio resultaba no serlo. Esta técnica está
bien usarla una vez pero no deja de ser un recurso fácil y termina cansando.
Hay que añadir que aunque no nos
ha gustado nada, en EE.UU. fue aclamada por la crítica por saber reinventarse,
a nosotros esta reinvención no nos gustó y parece que al público tampoco porque
AMC volvió a cancelarla para que unos meses después Netflix la rescatara para
una cuarta temporada que no nos atrae pero que acabaremos viendo y comentando
aquí.
Lo mejor: Holder.
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