viernes, 11 de diciembre de 2015

Crítica CANINO


Grecia, 2009
Título original: Kynodontas (Dogtooth)
Escrita por Efthymis Filippou y Yorgos Lanthimos
Dirigida por Yorgos Lanthimos

Nota: 7

Esta es una cinta que llevaba años queriendo ver, de esas cuya sinopsis te llena de curiosidad pero que dejas olvidada entre tus listas de pendientes, hasta que un buen día te enteras que su director acaba de estrenar su nueva cinta en cines, Langosta (que está recibiendo excelentes críticas), y recuperas las ganas por ver algo de su filmografía antes de acudir a la sala. Pero la sinopsis es sólo una parte mínima de esta película, lo importante es la forma de contar la historia y los medios para hacerlo. Vayamos por partes; la trama se centra en una familia que vive en las afueras de una ciudad. Los hijos, dos mujeres y un hombre, tienen ya una edad adulta y jamás han salido de su casa, siendo educados por sus padres de una manera novedosa.

Desde el principio nos muestran como los hijos, que psicológica y socialmente siguen siendo niños, se las apañan como pueden para rellenar su tiempo y no aburrirse, jugando a juegos extraños. Sus padres han inventado los significados de ciertas palabras de nuestro día a día, de manera que ellos no conozcan demasiado del exterior. Compiten diariamente por ser los mejores hijos, los más obedientes y los que más saben sobre diferentes materias. Y les inculcan que el exterior de la propiedad no es lugar seguro, sólo el padre puede salir, siempre subido en su coche y ellos no podrán hacerlo hasta que se les caiga un colmillo. Sólo una persona puede entrar a la casa, una empleada de la fábrica del padre, que utiliza para dar actividad sexual al hijo varón.

Viven en un mundo lleno de mentiras, una especie de Show de Truman a pequeña escala, engañados diariamente, donde no paran de ver una y otra vez las mismas cintas grabadas por ellos mismos años atrás, aprendiéndose cada diálogo de memoria o escuchando una y otra vez los discos de vinilo que tiene el padre y que, al ser en un idioma extranjero, éste se inventa su traducción haciéndoles ver que son frases de su difunto abuelo. Pero este modo de vida va más allá de lo que podría ser un Gran Hermano o un experimento educativo, es una tortura psicológica para los hijos que realmente no sacan ningún beneficio de todo esto.


Por momentos todo este proyecto se les va de las manos a los padres pero, teniendo en cuenta la inocencia de los hijos, siempre tienen alguna escapatoria. Es el mundo exterior, en este caso la empleada, la que con pequeños gestos o palabras hace que los hijos se cuestionen cosas o que quieran conocer nuevas sensaciones. La cinta es una espiral de claustrofobia de la que en todo momento queremos escapar. La casa se nos va quedando cada vez más pequeña y por momentos nos ahoga. Nos dan ganas de agarrar a uno de los hijos por la fuerza y sacarlo a ver el mundo exterior y que pueda disfrutar de él. Pero tememos cual pudiera ser su reacción ante nuestro “ataque”. Es una película para ver relajado, sin prisa, tratando disfrutar cada momento y fijándonos en los pequeños detalles que hacen que este modelo de sociedad familiar funcione.

Lo mejor: La tensión que provoca el no saber cómo reaccionarán los hijos ante cada nuevo dato.

Lo peor: No ahonda lo suficiente en la psicología.

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