lunes, 10 de noviembre de 2014

CRÍTICA PERDIDA


EE.UU. 2014
Guión por Gillian Flynn
Dirigida por David Fincher
Nota: 6,5

       Perdidos nos ha dejado la última película de David Fincher. Y no es que sea eso lo que busca la cinta, ni mucho menos, pero ha hecho que disfrutemos con su lado más real, con su crítica a la dramatización, al acoso de los medios, y odiemos toda su conspiración de paranoia que tiene tras de sí. Ha sido capaz de lo mejor y de lo peor, una lástima que esto último termine llamando más la atención al finalizar la película. Y es que lo que podría haberse convertido en otra gran cinta suya termina por degradarse hasta lo que muchos han calificado como un telefilm para televisión. De esos que acostumbramos a ver haciendo zapping un domingo a media tarde. Pero vayamos poco a poco.


        Perdida, escrita por Gillian Flynn a partir de su propia novela, cuenta la historia del matrimonio Dunne, Amy y Nick, aparentemente feliz, que el día de su quinto aniversario sufre la desaparición de la esposa y todas las pistas conducen al marido.
Es esta la parte de la película que engancha, esta trama en la que Nick ha de investigar una serie de acertijos que dejó su mujer antes de desaparecer misteriosamente como regalo de aniversario, con la policía atacando sin dudar de su culpabilidad y unos medios de comunicación pegados a él las veinticuatro horas del día. Aquí Fincher hace un gran trabajo, es realmente una clase maestra de como un caso mediático en el que no aparece Amy (he de recordar que ésta es la protagonista de una serie de novelas) es manipulado por los medios para convertir a ojos de la sociedad a Nick en el asesino de su esposa, de tal manera que el espectador llega a dudar de la integridad de este personaje, a sabiendas de que no es perfecto. Y es que Perdida nos habla casi en primera persona desde los dos puntos de vista de la relación, con un hombre preocupado por su mujer, haciendo todo lo posible por encontrarla y arreglar su vida que en parte por su culpa se ha desmontado, y con una mujer que, a través de un diario, nos cuenta que no todo lo que vemos es o ha sido tan bonito como podía parecer. Un gran trabajo en el que apreciamos como la sociedad se involucra desde el primer momento en el caso, tratando de ayudar, apoyando a la familia en los difíciles momentos que tiene que pasar y dejándose influenciar por los medios.

       A Ben Affleck se le pueden echar muchas actuaciones en cara, pero tiene un registro que borda, y es éste. El hombre preocupado, tratando de poner una sonrisa falsa para salir del paso, asombrado ante los nuevos descubrimientos. Una persona seria que cree tener controlada su vida y que se le desmorona ante sus ojos. Así que entendemos su elección en el casting por parte del director, algo que hoy en día está siempre rodeado de polémica, y por un grupo de cinéfilos que quieren que Ben se centre en lo que mejor se le da, dirigir. El acoso sufrido durante la mayor parte del film nos recuerda, a mayor escala, al vivido recientemente en La Caza (Thomas Vinterberg, 2012). Cuando a cada paso que da el protagonista intentando salir de las miradas ajenas, el público se fija en cada pequeño fallo para sacarle punta y hacerle lo más sospechoso posible, casi exigiéndole un modo de comportamiento. Una crítica a como este mundo de la televisión del que todos participamos puede jugar con personas ajenas a ello, y poco a poco consigue destruirlas haciéndonos creer a su antojo lo que más venda en ese momento. Algo que pronosticaron en el capítulo Oso Blanco de Black Mirror (2013).

       Y luego está su antítesis, Rosamund Pike en el papel de Amy, protagonista en la sombra. No es que sea una alegría de personaje en comparación con Nick Dunne pero saca a relucir todos los aspectos a los que no llega el actor de El indomable Will Hunting (Gus Van Sant, 1997). Pike es el gran atractivo interpretativo de la cinta, haciendo una gran labor que seguro será recompensada con más de una nominación a grandes premios. Ésta es la parte de la historia que no convence, que relega a esta gran obra que hasta el momento estaba realizando el bueno de Fincher. Esta trama en la que Amy crea un universo paralelo a través de su diario según el cual nada es lo que parece, donde todo está calculado al milímetro. Todo lo que parece perfecto tiene sus puntos débiles e, incluso, grandes oscuridades. 

      La película da un giro de ciento ochenta grados a mitad de su recorrido, lo que la convierte en esta cinta de serie B de la que nos quejábamos al principio de la crítica. Un recurso fácil pero poco convincente por su falta de credibilidad. Al igual que cierta trama con uno de los personajes secundarios que parece demasiado enrevesada, incluso, para como está la película en ese momento. No entraré en esta parte por no desvelar a nadie tal sorpresa. Pero he de decir que esta trama avanza mucho más rápido que la anterior, que nos habría podido parecer un poco lenta. La fotografía corre a cargo de Jeff Cronenweth, en la que es ya su cuarta colaboración con Fincher, y desempeña un gran trabajo, al igual que la BSO dirigida por Trent Reznor y Atticus Ross, quienes ya consiguieran Oscar y Globo de Oro por La Red Social (2010).

       Aunque es innegable su gran labor al frente del biopic sobre el creador de Facebook, esperamos volver a ver al Fincher de Zodiac (2007) o Seven (1995). Mientras tanto se centra en la pequeña pantalla, después de dirigir el piloto de nuestra queridísima House of Cards, ya que próximamente empezará el rodaje de la versión americana de Utopía.

Lo mejor: La representación de todo lo que conlleva una desaparición mediática. Familia, amigos, policía y medios de comunicación.

Lo peor: Un giro presumiblemente fácil.

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