Canadá, 2014
Escrita y dirigida por Xavier
Dolan
Fotografía por André Turpin
Nota: 7’5
Quinta película del jovencísimo
director canadiense Xavier Dolan (1989), que vuelve a reunirse con un
elenco de actores y actrices conocidos de sus anteriores trabajos y nos trae
una historia de amor-odio más que digna. Nos cuenta la historia de Diane Despres, que al conocer que su
hijo Steve ha sido expulsado por mal
comportamiento del internado en el que se encuentra, decide llevárselo a casa
para educarlo ella por su cuenta. Steve, de 15 años, padece ADHD, es decir trastorno por déficit de
atención con hiperactividad.
Diane es una mujer viuda y desde
el momento que acoge a su hijo empieza una lucha personal. En su trabajo
prescinden de ella por falta de tiempo y su hijo le crea más de un problema.
Éste, aunque vemos como tiene un gran corazón y realmente quiere a su madre,
tiene ataques de ira repentinos cada vez que alguien le lleva la contraria o no
le sigue el juego, que desencadena en verdadera violencia verbal y física. En
mitad de la función, de casualidad, aparece un tercer personaje muy importante
para esta cinta, se trata de Kyla, la
vecina de enfrente, que entabla una buena y sincera amistad con Diane a la vez que empieza a dedicarse a
dar clases a su hijo. Ella es profesora, de “año sabático” a raíz de algún
trauma que le hace ser excesivamente tartamuda.
Esta película narra a la
perfección la evolución de estas tres personas al empezar a conocerse mejor, como
esto les ayuda a evolucionar y como todo lo que en un principio parecía tan
gris puede tener un nuevo color en el futuro. Especial atención al fragmento en
el que suena la canción Wonderwall, de Oasis, que nos da una nueva perspectiva
de la vida de nuestros personajes. Aquí Dolan
juega con nosotros utilizando un recurso poco visto en el cine pero muy
efectivo para transmitir los distintos estados de ánimo y emociones que la
película despliega en esos momentos.
Xavier Dolan, que ha sido aclamado y galardonado por distintos
motivos en cada una de las cintas que lleva hasta la fecha y que en 2016
pretende dar el salto a Hollywood con la mismísima Jessica Chastain, sabe crear como nadie sentimientos, amor, genio,
ira, etc. en sus personajes y que estos nos lo transmitan a nosotros. Qué decir
de ellos, Diane (Anne Dorval) y Kyla (Suzanne Clément) hacen un trabajo
realmente bueno y profundo pero quien destaca por encima de todos es él, Antoine-Olivier Pilon, creando un
personaje totalmente creíble que en sus escenas de excesos llega a hacerte
dudar de si actúa o no.
La mayor pega achacable a la
cinta es su tramo final, que excede en veinte minutos, a mi parecer. En este
tramo sobran escenas que alargan de más y sin mucho sentido la película, tal
vez buscando una manera más cómoda de despedirse y cerrar la historia. Así como
el hecho de que desde un inicio nos cuenten que la misma está ambientada en una
Canadá ficticia en la que los padres pueden abandonar a sus hijos problemáticos
en los servicios sociales sin ningún problema, esto da la sensación que es una
auto-ayuda que se otorga el director (y guionista) para hacerse más sencilla la
resolución de la película.
Lo mejor: La evolución de sentimientos. Y Antoine-Oliver Pilon.
Lo peor: Un exceso de trama final.
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