jueves, 18 de diciembre de 2014

CRITICA MOMMY



Canadá, 2014

Escrita y dirigida por Xavier Dolan
Fotografía por André Turpin


Nota: 7’5


Quinta película del jovencísimo director canadiense Xavier Dolan (1989), que vuelve a reunirse con un elenco de actores y actrices conocidos de sus anteriores trabajos y nos trae una historia de amor-odio más que digna. Nos cuenta la historia de Diane Despres, que al conocer que su hijo Steve ha sido expulsado por mal comportamiento del internado en el que se encuentra, decide llevárselo a casa para educarlo ella por su cuenta. Steve, de 15 años, padece ADHD, es decir trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Diane es una mujer viuda y desde el momento que acoge a su hijo empieza una lucha personal. En su trabajo prescinden de ella por falta de tiempo y su hijo le crea más de un problema. Éste, aunque vemos como tiene un gran corazón y realmente quiere a su madre, tiene ataques de ira repentinos cada vez que alguien le lleva la contraria o no le sigue el juego, que desencadena en verdadera violencia verbal y física. En mitad de la función, de casualidad, aparece un tercer personaje muy importante para esta cinta, se trata de Kyla, la vecina de enfrente, que entabla una buena y sincera amistad con Diane a la vez que empieza a dedicarse a dar clases a su hijo. Ella es profesora, de “año sabático” a raíz de algún trauma que le hace ser excesivamente tartamuda.

Esta película narra a la perfección la evolución de estas tres personas al empezar a conocerse mejor, como esto les ayuda a evolucionar y como todo lo que en un principio parecía tan gris puede tener un nuevo color en el futuro. Especial atención al fragmento en el que suena la canción Wonderwall, de Oasis, que nos da una nueva perspectiva de la vida de nuestros personajes. Aquí Dolan juega con nosotros utilizando un recurso poco visto en el cine pero muy efectivo para transmitir los distintos estados de ánimo y emociones que la película despliega en esos momentos.

Xavier Dolan, que ha sido aclamado y galardonado por distintos motivos en cada una de las cintas que lleva hasta la fecha y que en 2016 pretende dar el salto a Hollywood con la mismísima Jessica Chastain, sabe crear como nadie sentimientos, amor, genio, ira, etc. en sus personajes y que estos nos lo transmitan a nosotros. Qué decir de ellos, Diane (Anne Dorval) y Kyla (Suzanne Clément) hacen un trabajo realmente bueno y profundo pero quien destaca por encima de todos es él, Antoine-Olivier Pilon, creando un personaje totalmente creíble que en sus escenas de excesos llega a hacerte dudar de si actúa o no.

La mayor pega achacable a la cinta es su tramo final, que excede en veinte minutos, a mi parecer. En este tramo sobran escenas que alargan de más y sin mucho sentido la película, tal vez buscando una manera más cómoda de despedirse y cerrar la historia. Así como el hecho de que desde un inicio nos cuenten que la misma está ambientada en una Canadá ficticia en la que los padres pueden abandonar a sus hijos problemáticos en los servicios sociales sin ningún problema, esto da la sensación que es una auto-ayuda que se otorga el director (y guionista) para hacerse más sencilla la resolución de la película.

Lo mejor: La evolución de sentimientos. Y Antoine-Oliver Pilon.

Lo peor: Un exceso de trama final.

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