sábado, 27 de diciembre de 2014

CRÍTICA NEBRASKA




Estados Unidos, 2014
Dirigida por Alexander Payne y Rox Yerxa
Guión por Bob Nelson

¿Qué harías con un millón de dólares?
 Nebraska se fue con las manos vacias en la última gala de los Oscar, aún partiendo de 6 nominaciones, entre ellas mejor película y mejor director. Esto no pilla por sorpresa a Alexander Payne, que con una filmografía de tan solo seis películas, cuenta con cinco nominaciones a los Oscars, entre mejor director y mejor guión, y dos Oscars a mejor guión. En las películas de Payner, el personaje protagonista tiene mucha carga emocional, que queda demostrado en sus otras películas, como “A propósito de Smith” (2002)  “Entre Copas” (2004) y “Los Descendientes” (2011). 
Nebraska no es solo una comedia dramática, sino un film que te sumerge de lleno en las relaciones familiares de una pequeña familia de Billings, con sus errores y sus vivencias. Y es que llegamos a ese personaje tan entrañable y cascarrabias como es Woody Grant (Bruce Dern); el tipo de personaje que durante los 115 minutos de película no sabes muy bien que sentir hacia él, y eso es quizás uno de los elementos más característicos, que es capaz de mezclar drama y comedia, fluyendo en nosotros todo tipo de sentimientos contradictorios. Hay escenas fijas que han captado nuestra atención, acompañadas de una fotografía que nos envuelve en el ambiente y la luminosidad del camino en búsqueda de un premio millonario. 

Nebraska es un viaje a una de las etapas por la que todos algún día pasaremos, y que miramos con miedo y respeto. Woody Grant, un anciano con demencia, acompañado durante su vida del alcohol, recibe una carta que le anuncia que ha ganado un premio por lo que decide viajar a Lincoln acompañado de su hijo David (Will Forte). Pero ese largo camino, desde Montana a Nebraska, estará lleno de dificultades, desde una caida del viejo Woody hasta un raro atraco por dos familiares muy peculiares. Es un exótico viaje, una aventura humana, la postal de un padre y un hijo que durante mucho tiempo han tenido una muralla de hierro entre ellos, pero que los kilómetros y un absurdo premio han conseguido eliminar. El paso del tiempo es uno de los elementos básicos de esta pequeña obra de arte, y quizás ese blanco y negro representa muy bien lo que el director quería transmitir, una manera de empatizar más con estos dos personajes que nos llevan a experimentar melancolía y risa a partes iguales. Pero si hablamos de risa, es imprescindible nombrar a esa madre tan divertida y gruñona como es Kate Grant (June Squibb) que nos deja grandes escenas, con ese carácter tan campechano y macarra que tiene. El otro miembro de la familia Grant es Ross (Bob Oderkirk), a quien todos conocemos por su papel de Saul Goodman en la famosa serie Breaking Bad. 


Al final de nuestra crítica, hemos dejado un enlace con su BSO, que no pasa desapercibida para nadie. Una melodía que acompaña en la búsqueda de un premio que aunque no resulta ser lo esperado, nos sumerge en las carreteras de Estados Unidos. 
Muchos podemos pensar en otras road movies, como “Una historia verdadera”  (David Lynch, 1999) pero Nebraska ofrece una imagen más realista sobre la vejez, la familia, el egoismo y la necesidad de la búsqueda de uno mismo. Es una película que juega con los antónimos: surrealismo y realismo, confianza y traición, comedia y drama.
Lo mejor: que esté en blanco y negro
Lo peor: no llega a emocionar 
Nota: 8
Escuchar: https://www.youtube.com/watch?v=QS9zCAKGxRU
“No necesita un hogar de retiro, sino algo que le de sentido a su vida”

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